La Asociación de Mujeres Emprendedoras de Guayabillas (ASOMEG) es sin duda la materialización del trabajo y compromiso sostenido de las mujeres de la comunidad de Guayabillas, parroquia de Pacto. Fundación Futuro acompaña este proceso como parte del compromiso con el empoderamiento, fortalecimiento organizativo e independencia financiera de las mujeres de la zona de amortiguamiento de las Reservas Mashpi y Tayra en el Chocó Andino de Pichincha.
Por Diana Troya

El empoderamiento de la mujer es un tema que va tomando fuerza en las discusiones actuales a nivel mundial. Las voces de las mujeres se alzan cada vez más alto para demandar sus derechos y los de la naturaleza, ya que en muchas ocasiones son las mujeres las que están en la primera línea de la defensa de la vida y los territorios. Por eso uno de los objetivos de la Fundación Futuro es impulsar el empoderamiento de la mujer y su revalorización desde el rol potenciador y transformador en el territorio. El fortalecimiento de la confianza en las capacidades propias de las mujeres tiene el poder de intervenir en la realidad para transformarla. Es un proceso que conlleva un cambio individual que desencadena acciones colectivas.
Después del primer proceso de “Empoderamiento desde el Autoconocimiento y Desarrollo Integral de la Mujer” en la comunidad de Guayabillas (parroquia de Pacto) a inicios del 2020, quedó clara la capacidad de liderazgo y la mirada estratégica de las mujeres del sector, principalmente con enfoque al emprendimiento en base a la producción local y procesamiento de frutas. Pero la llegada de la crisis sanitaria, que aún afecta al mundo, fue un reto que puso a prueba el trabajo organizativo de las mujeres. Ellas volcaron sus esfuerzos a atender las necesidades más urgentes. Asumieron el reto de fabricar mascarillas para abastecer a la comunidad y la coordinación de una cadena de donación de alimentos a familias necesitadas de la comunidad vecina.
Con mucha ilusión y ganas de seguir trabajando adoptaron nuevas alternativas y dinámicas de comunicación virtual, lo que les permitió mantener el contacto con las organizaciones de apoyo y participar en talleres para adquirir nuevas capacidades. —Una nueva realidad en la que nos podemos ver reflejadas todas—. La dinámica social durante esta época llena de incertidumbre afianzó un espacio de confianza y empoderamiento que fortaleció las relaciones del grupo. Con el poder y energía generado en este espacio las mujeres de Guayabillas continuaron construyendo su emprendimiento.
Se cristalizó la creación de la Asociación de Mujeres Emprendedoras de Guayabillas (ASOMEG), una asociación de hecho que resultó del proceso de fortalecimiento de las capacidades organizativas de mujeres para mujeres. Con el fin de darle valor agregado a las frutas que se producen en la región, Rosa Males, Jazmín Albán e Irma Napa, con el apoyo de la Fundación Futuro, participaron en la convocatoria del Programa Factorías del Conocimiento (1). Las tres participantes, desde el inicio, entraron con un espíritu colectivo y juntas ganaron los fondos para implementar una deshidratadora solar para la ASOMEG. Además, Lilia Lema y Rosa Males gestionaron a nombre de ASOMEG varias capacitaciones para la producción de mermeladas y derivados lácteos con el Gobierno Provincial.

Esta energía contagiosa, empatía y compromiso común floreciente reafirma constantemente las oportunidades para desarrollar los medios de vida sostenibles, que les permita generar ingresos económicos, tener autonomía, vivir saludables y proteger su entorno. Las mujeres, particularmente las mujeres rurales, no sólo son las más afectadas por la crisis económica, sanitaria y climática, también constituyen el engranaje para las soluciones. Han demostrado tener las ideas y capacidad de liderazgo para intervenir la realidad con un pensamiento en el que prima la sostenibilidad comunitaria sobre el individualismo.

“Yo me sentí muy emocionada porque estamos haciendo nuestro sueño realidad. Se veía muy lindo todo con las etiquetas”—Irma Napa
“Me sentí muy feliz porque estábamos todas juntas haciendo las cosas. Ese es el punto más importante para mí, que estemos todas en las buenas y en las malas.”— Mercedes Delgado
“Sentí compañerismo porque nos apoyamos unas a otras” —Lilia Lema
“Todas hemos esperado tanto para poder hacer algo ya como grupo. Me hace feliz pensar en que si podemos hacer muchas cosas juntas”—Rosa Males
La pobreza y la brecha de género, causadas por la debilidad de políticas que garanticen los derechos de las mujeres y niñas, afectan en mayor medida a las zonas rurales del Ecuador. La violencia simbólica y estructural, que esto desencadena, repercute tanto en los territorios como en sus habitantes. Trabajar en mecanismos que busquen reducir esta violencia es clave para alcanzar el bienestar de los mismos. Por esto para Fundación Futuro es una prioridad acompañar el trabajo de las mujeres de la zona, con el fin de contribuir a la construcción de paz y de sostenibilidad en el territorio, a través del desarrollo y materialización de emprendimientos, iniciativas y participación activa de las mujeres en la toma de decisiones comunitarias.
“En 10 años espero que no seamos solo nosotras sino que con el ejemplo podamos ser más mujeres se nos integren” — Jenny Durán
“Podemos pensar en grande y realizar nuestros sueños. En 10 años que nos reconozca a todas por nuestro producto orgánico artesanal”—Doña Rosa
“Ya nos vemos produciendo cientos de mermeladas” —ASOMEG
De acuerdo a los datos publicados por el Ministerio de Inclusión Social y Económica del Ecuador (MIES) y la FAO, en sus informes del año 2018-2019 (2), todos los índices de pobreza y desigualdad social indican que las mujeres rurales son las más afectadas por la brecha de género. Cifras que se recrudecen(3) por la pandemia. Según múltiples estudios a nivel mundial, durante la presente crisis sanitaria, la violencia contra la mujer, la tasa de desempleo y el trabajo de cuidado no remunerado aumentaron. Frente a esta realidad reducir la brecha de género es aún más relevante en el trabajo comunitario de organizaciones, gobiernos locales y gobierno nacional en las zonas rurales del Ecuador.
Fortalecer el tejido social de las comunidades que habitan o limitan con zonas biodiversas a través de las mujeres es clave para la mitigación del Cambio Climático y la conservación ambiental efectiva. Las mujeres dentro de los territorios tienen un efecto amplificador en términos del bienestar socioambiental. Aún cuando es mayoritariamente invisibilizado, el trabajo de las mujeres es vital para la reparación y reconstrucción de comunidades destruidas y para forjar otros futuros posibles. Dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible(4), se establece como parte integral de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
“Garantizar el respeto de los derechos de las mujeres y niñas por medio de todos estos objetivos es la única vía para obtener justicia, lograr la inclusión, conseguir economías que beneficien a todas las personas y cuidar nuestro medio ambiente, ahora y en las generaciones venideras”—ONU Mujeres(5).
En el 2020 la vida como la conocíamos dio un giro inesperado, quedó en evidencia la vulnerabilidad de la humanidad frente a una crisis global. Ubicándonos en un momento histórico, que enfatiza la necesidad de activar soluciones creativas desde nuestras prácticas. Al igual que la crisis sanitaria, el cambio climático y la degradación ambiental requieren de soluciones que pongan por delante el cuidado de la vida en todas sus manifestaciones, y así romper los círculos que perpetúan la desigualdad. Por ejemplo, consumir y comercializar los productos de ASOMEG(6), no sólo significa apoyar un emprendimiento responsable con el medioambiente, sino también es apoyar el sueño de las mujeres de Guayabillas de vivir de manera digna en un territorio de paz y armonía.
Las decisiones y acciones individuales son parte esencial de la solución y requieren de políticas territoriales(7) incluyentes que las respalden para poder ser escalables y sostenidas en el tiempo. La Reserva de la Biósfera del Chocó Andino, es un ejemplo palpable de la potencia de estos esfuerzos mancomunados. Muchas personas, desde su accionar personal, se van encontrando en el objetivo común de lograr un desarrollo sostenible en el territorio. Van formando un tejido social fuerte que tiene la capacidad de incidir en políticas públicas, buscar mecanismos innovadores de gobernanza y proteger la vida y el territorio. Un tejido que se sigue fortaleciendo con cada acción y decisión que ponga el cuidado de la vida del Chocó Andino como prioridad.
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Links:
(1) http://fundacionimaymana.org/factorias-del-conocimiento/
(2) http://www.fao.org/3/ca9468es/CA9468ES.pdf
(3) https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/in-focus-gender-equality-in-covid-19-response/violence-against-women-during-covid-19?gclid=EAIaIQobChMI58-4pcuh8AIVLAiICR3TwQsxEAAYASAAEgKIRvD_BwE
(4) https://www.unwomen.org/es/what-we-do/2030-agenda-for-sustainable-development
(5) https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/women-and-the-sdgs
(6) FanPage de ASOMEG
(7)http://www7.quito.gob.ec/mdmq_ordenanzas/Proyectos%20Ordenanzas/137/Ordenanza%20No.%20137.pdf