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El cálculo de reservas de carbono en bosques: un mecanismo esencial para dar lugar a incentivos para la conservación de ecosistemas

Capturar las emisiones de CO2 mediante la conservación de bosques es una solución que personas, empresas y países pueden aprovechar para hacerle frente al cambio climático

Por: Paula Iturralde-Pólit

La clave es aliarse a proyectos que financien la protección de ecosistemas frágiles y beneficien a los habitantes de las zonas altas en biodiversidad. El reto inicial para que esto ocurra está en contabilizar con precisión el carbono almacenado en un área determinada para que la compensación sea justa y apropiada.

No es una novedad decir que los árboles secuestran CO2 de la atmósfera, sin embargo, es difícil conocer el dato exacto de cuánto almacenan. Este cálculo depende de muchas variables que cambian de una localidad a otra ya sea por ubicación geográfica, elevación, tipo de bosque o estado de conservación del mismo y, por lo tanto, requiere del uso y desarrollo de herramientas complejas para obtener datos precisos. En el 2019, se inició un proyecto de investigación en la Reserva de la Biósfera del Chocó Andino (RBCA), que tenía como objetivo medir la cantidad de carbono almacenado en los bosques remanentes de esta zona de gran importancia biológica con la idea de informar sobre un mecanismo local para acceder a incentivos financieros para conservación y reducción de la huella de carbono. Años de trabajo, se consolidaron esta semana tras la publicación del estudio en la revista Forests por un grupo de investigadores de la Universidad de las Américas (Quito), Albo Climate (Tel Aviv), y Fundación Futuro (Quito).

Para estimar la cantidad de carbono, este estudio utilizó mediciones hechas en áreas de bosque tropical de tierras bajas y bosque andino tanto a nivel nacional como regional.

Se combinaron datos de 21 parcelas permanentes que colectan información de almacenamiento de carbono en la RBCA, con los datos de acceso libre de otras 130 parcelas de bosques similares -ubicadas en el Chocó en Panamá, Colombia, y Ecuador y en Los Andes en Ecuador, Perú y Bolivia, y tres bases de datos satelitales abiertos. En este estudio particular, generó a través de inteligencia artificial y machine learning mapas de alta resolución de 10m2 de la RBCA, que sería como dividir las 195 000 hectáreas de cobertura boscosa de la reserva en cuadrados iguales de 10 metros por lado.

La información colectada sirvió para alimentar a modelos matemáticos complejos que relacionan los datos observados de almacenamiento de carbono en las parcelas con las características físicas que se obtienen de las imágenes satelitales. Así, realizando varias repeticiones, los modelos buscan condiciones similares en toda el área para extrapolar la información hacia lugares donde no existen mediciones en terreno y obtener datos a escala de paisaje. El resultado, es un mapa robusto y detallado con información validada y precisa sobre cuánto carbono es almacenado en los bosques que forman parte del Chocó Andino.

Según el estudio, los modelos permiten hacer estimaciones rigurosas para reducir la probabilidad de errores y sesgos; demuestra que la información obtenida en terreno es escasa, y que puede sobreestimar la cantidad de carbono que almacena un área determinada. Sin embargo, al juntarla con los datos físicos a partir de las imágenes satelitales de alta resolución y la ayuda de modelos matemáticos, la precisión de los cálculos aumenta de manera sustancial. Este monitoreo ahora permite tener datos de carbono almacenado en tiempo real y es interesante ver que existe un ligero aumento en la cantidad de carbono registrada año tras año gracias a proyectos de conservación que existen en la zona. Para el 2021, la RBCA almacenó más de 70.000 kilogramos de carbono por cada hectárea de bosque.

Este estudio es el resultado de una alianza estratégica que une la línea de investigación de largo aliento de la Universidad de las Américas liderada por el autor principal, Francisco Cuesta y del programa de financiamiento para la conservación de la Fundación Futuro. Es además un enfoque prometedor para mejorar las predicciones de almacenamiento de carbono, sin olvidarnos que los bosques de la Reserva de la Biósfera del Chocó Andino además de sumideros de carbono, son refugio de miles de especies esenciales para que los bosques mantengan el equilibrio necesario.

Carolina Proaño-Castro, coautora del estudio y directora ejecutiva de Fundación Futuro asegura que, con estos resultados, obtienen la información necesaria para facilitar la trazabilidad y transparencia necesarios para la entrega de  incentivos financieros para la conservación. Ahora, el objetivo es que organizaciones como las empresas de Grupo Futuro y otros accedan a ellos para cumplir su compromiso de compensar las emisiones que no se pueden reducir, a la vez que ayudan a financiar proyectos de conservación de bosques y desarrollo integral humano en el Chocó Andino. 

Este mecanismo de financiamiento, cuenta además con una plataforma tecnológica que utiliza blockchain para generar tokens llamados NFTrees. La plataforma está configurada para realizar transacciones únicas lo que garantiza que el bosque no puede ser usado por más de una persona u organización al mismo tiempo. Tampoco permite borrar ni cambiar información por lo que es segura, transparente y trazable en cada transacción. Al hacer la compra, se entrega un token con código único que guarda información de la cantidad de carbono que almacena, la ubicación exacta y la inversión. 

El programa espera generar  al menos USD1.9 millones en los próximos 5 años para conservar 22.600 hectáreas de bosque que beneficiarán a 700 familias dentro de la RBCA.

La dimensión de la crisis climática requiere de todos tomar medidas ambiciosas y realizar colectivamente esfuerzos para que la temperatura media del ambiente no supere los 1.5°C por encima de los niveles preindustriales. Ciertamente, el primer paso es reducir de manera drástica las emisiones de CO2, pero requiere además “capturar” de regreso en el suelo cada tonelada no reducida con la misma rapidez. Este estudio es un paso más en esta dirección.

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